Zeldris ha sido encomendado con la sagrada misión de salvaguardar a su hermano Meliodas en un momento crucial. Meliodas, inmerso en el proceso de absorber los mandamientos, se encuentra en una situación delicada y trascendental. En este contexto, Zeldris rememora una promesa hecha por su hermano, una promesa que Zeldris está decidido a cumplir sin titubeos.

La escena se desarrolla cuando Escanor, cuyos poderes fluctúan en función de la radiante luz solar, se alza en un intento desesperado por detener a Meliodas. El aura intensa de peligro que rodea a su hermano provoca una reacción instantánea en Zeldris. Siente la urgencia de intervenir para proteger a Meliodas de cualquier amenaza que pueda surgir de esta confrontación.

Con determinación inquebrantable, Zeldris despliega una asombrosa demostración de su formidabilidad. Sus habilidades, labradas con esmero y entrenamiento, se desatan en una vertiginosa serie de movimientos. Las ráfagas de energía que emanan de su figura son testimonio de su poderío, y el fulgor de su compromiso ilumina la escena.

Enfrentando a Escanor, Zeldris se sumerge en un combate intenso y visceral. La interacción entre los dos combatientes es una danza caótica de fuerza y estrategia, un choque de titanes donde cada movimiento está imbuido de un propósito claro y profundo. Zeldris demuestra su destreza táctica y su habilidad para adaptarse a la cambiante situación del campo de batalla.

Sin embargo, a medida que la lucha se desarrolla, Escanor revela su verdadera esencia, encarnando la magnificencia de la luz solar en su plenitud. La misma luz que da vida también se convierte en una arma despiadada en manos de Escanor. Al igual que en encuentros pasados con Estarossa y Meliodas, los hermanos Uzumaki, Zeldris se encuentra superado por la abrumadora presencia y poder de Escanor.

La batalla culmina con una conclusión que, aunque predecible en cierta medida, no deja de sorprender por su magnitud. Zeldris y los demás hermanos son, una vez más, humillados por la grandiosidad y fuerza imponente de Escanor. El destino parece inexorable en su mensaje: ante la majestuosidad de la luz solar, incluso los guerreros más formidables deben inclinarse.

En este enfrentamiento épico, la narrativa nos lleva a explorar las profundas conexiones familiares, el deber inquebrantable y las luchas internas que cada personaje enfrenta. La lucha de Zeldris por cumplir su promesa y proteger a Meliodas se entrelaza con la dominancia de Escanor, un ser cuyo poder eclipsa incluso las expectativas más altas. En este intrincado tejido de emociones y combate, se revela una visión cautivadora de la lucha entre la luz y la oscuridad, el deber y la ambición, en el mundo lleno de magia y misterio en el que estos personajes habitan.